Cuando anhelamos una vida sin dificultades, nos recuerdan que los robles crecen fuertes con vientos contrarios y los diamantes se hacen bajo presión.
Si abrazas a ti mismo ningún resentimiento contra nadie, se destruye el puente por el que Dios vendría a usted.
Enséñanos, Señor, las disciplinas de la paciencia, para que esperar es a menudo más difícil que funcione.
Dios no permitirá ningún problema para venir sobre nosotros, a menos que Él tiene un plan específico por el cual gran bendición puede salir de la dificultad.
Podemos pensar en la libertad, no como el derecho a hacer lo que queramos, sino como la oportunidad de hacer lo correcto.