Matar a un hombre no es ofenderlo. La muerte la lleva todo el mundo en la sangre desde que nace. Lo único que hacemos es adelantarle la fecha a nuestro enemigo para impedir que él haga lo mismo con ...
La tragedia de un ser era la victoria de otro. Así son todas las demás cosas del mundo -se decía Lope, con ánimo ligero- y hay que andar alerta y madrugar.
La conciencia del peligro es ya la mitad de la seguridad y de la salvación.
Sin risa y sin llanto la vida no tendría sentido.