El cáncer era y es mío, es mi enfermedad, la he generado yo. Por lo tanto, tengo que mirarlo de frente y amigarme con lo que me he provocado.
No me siento ni más ni menos afortunada. Mi vida es única y yo estaré aquí hasta que tenga que estar. Yo siento mucha pena cuando se mueren actrices, pero no me comparo.
Hay que amigarse con la muerte. Hubo un momento en el que la sentí en mi espalda, heladísima, y me dio mucha pena morirme. Sentí que no era el momento. Pero ahora todo lo tomo con alegría.
Puedo transformar todo en un sketch, y en todas las cosas, incluso en las más trágicas, soy capaz de ver una maravillosa probabilidad de reír.