Frases de Roberto Arlt
Yo ahora era libre, podÃa hacer lo que se me antojara...Matarme si querÃa...Pero eso era algo ridÃculo...Y yo...Yo tenÃa necesidad de hacer algo hermosamente serio, bellamente serio: adorar a la v...
Jubilosos de abochornar el peligro a bofetadas de coraje, hubiéramos querido secundarlo con la claridad de una fanfarria y la estrepitosa alegrÃa de un pandero, despertar a los hombres, para demostr...
Realmente, el asesino ha sido un estúpido. Con haber preparado un cultivo de bacilos y dárselo en la sopa...Precisamente yo estaba tomando la sopa o en el café, quiero decir -agregó él-, la cuent...

Cada hombre lleva en sà una distinta cantidad de voluntad de vivir. Cuantas más fuerzas, más pasiones, más deseos, más furores de plasmarse en todas las direcciones de inteligencia que se ofrecen...

¡Ah, es menester saber las miserias de esta vida puerca, comer el hÃgado que en la carnicerÃa se pide para el gato, y acostarse temprano para no gastar el petróleo de la lámpara!
Algunas veces en la noche, yo pensaba en la belleza con que los poetas estremecieron al mundo, y todo el corazón se me anegaba de pena como una boca con un grito. Pensaba en las fiestas a que ellos a...
El ya no tenÃa ninguna esperanza, y su miedo de vivir se hacÃa más poderoso cuando pensaba que jamás tendrÃa ilusiones, cuando obstinadamente fijos los ojos en un rincón de la estancia, reconocÃ...
Siente que las espirales de su odio almacenan flexibilidad y potencia. Este odio es como el resorte de un tensor. En cuanto se rompa el retén, mi cabeza volará a las estrellas. Me quedaré con el cu...
Mi futura suegra escupÃa veneno. Sus Ãmpetus llevaban un ritmo mental sumamente curioso, pues oscilaban entre el homicidio compuesto y el asesinato triple. Al mismo tiempo que me sonreÃa con las ma...
La "inquietud revolucionaria" yo la definirÃa como un desasosiego colectivo que no se atreve a manifestar sus deseos, todos se sienten alterados, enardecidos, los periódicos fomentan la to...

¿Acaso la vida es otra cosa que la aceptación tranquila de la muerte que se viene callando?
Amor, piedad, gratitud a la vida, a los libros y al mundo me galvanizaban el nervio azul del alma. No era yo, sino el dios que estaba dentro de mÃ, un dios hecho pedazos de montaña, de bosques, de c...

Los hombres eran locos. SufrÃan cuando eran felices por miedo a perder la felicidad.

Yo me dejo estar. Pienso, no, no pienso, mejor dicho, recibo de mi adentro una nostalgia dulce, un sufrimiento más dulce que una incertidumbre de amor. Y

Estoy muerto y quiero vivir. Esa es la verdad.

Y sin embargo, yo necesito amar a alguien, darme forzosamente a alguien.

... cada uno tiene que conocer en la vida muchas tristezas. Lo notable es que cada tristeza es distinta de la otra, porque cada una de ellas se refiere a una alegrÃa que no podemos tener.
Porque él no le dio a su carne, que tan poco vivirÃa, ni un traje decente, ni una alegrÃa que lo reconciliara con el vivir, él no habÃa hecho nada por el placer de su materia, mientras que a su e...

¡Tribulación humana! ¡Cuantas palabras tristes estaban aún escondidas en la entraña del hombre!

Quisiera violar algo, violar el sentido común.