Respirar es un hábito. La vida es un hábito o, mejor dicho, una sucesión de hábitos, ya que un individuo es una sucesión de individuos.
Quizás mañana vengan otra vez lentas horas de claridad para los ojos de esta mirada tan ávida.
Decid ahora: «Nosotros escuchamos las voces del viento a través del alto mar de espigas». Decid ahora «Nos mantendremos fieles por siempre al servicio de este pueblo.»
A veces es necesario y forzoso que un hombre muera por un pueblo, pero nunca un pueblo entero debe morir por un hombre: acuérdate de esto siempre, Sefarad.
Sin embargo, nunca hemos podido desesperar del viejo derrotado.