Nuestro ánimo se inclina a confiar en aquellos a quienes no conocemos por esta razón: porque todavía no nos han traicionado.
Que la gente vulgar exprese sus ideas con claridad está lejos de ser cierto, y cuando lo hace no se debe a su facilidad de expresión, sino a la superficialidad de sus ideas.
Ningún genio fue jamás empañado por el aliento de los críticos.
La parte más feliz de la vida de un hombre es lo que pasa despierto en la cama por la mañana.
Se puede tener por compañera la fantasía, pero se debe tener como guía a la razón.
Nadie conoce su propia fuerza mientras no se ha encontrado con la necesidad.
El lenguaje es el vestido de los pensamientos.
Para poder enseñar a todos los hombres a decir la verdad es preciso que aprendan a oirla.
Casarse por segunda vez es el triunfo de la esperanza sobre la experiencia.
Su libro es bueno y original, pero la parte que es buena no es original y la parte que es original no es buena.
El éxito en la vida consiste en seguir siempre adelante.
La libertad, por lo que respecta a las clases sociales inferiores de cada país, es poco más que la elección entre trabajar o morirse de hambre.
Las cadenas del hábito son generalmente demasiado débiles para que las sintamos, hasta que son demasiado fuertes para que podamos romperlas.
Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción.
Padres no podemos tener más que una vez; se promete demasiado el que entra en la vida con la esperanza de hallar muchos amigos.
En el idioma está el árbol genealógico de una nación
Casi todo lo absurdo de nuestra conducta es resultado de imitar a aquellos a los que no podemos parecernos.
En la mayoría de los hombres, las dificultades son hijas de la pereza.
Todo hombre es, o confía llegar a ser un holgazán.
El que hace una bestia de sí mismo se deshace del dolor de ser hombre.