El respeto es un tesoro valioso que no cuesta nada. Si pudieras contener tu lengua, verías que puedes aprender a ser cortés.
Si queréis obtener justicia, también vosotros deberíais ser justos.
Dejaste de ser un príncipe cuando abandonaste a tu gente.
Déjalo. Si eso es lo que verdaderamente siente, nada de lo que le digamos le va a hacer cambiar de opinión, y cabezota como es, nos iba a seguir de cualquier modo.