Solo aquellos que se arriesgan a ir demasiado lejos pueden descubrir lo lejos que pueden llegar.
Los poetas inmaduros imitan; los poetas maduros roban; los malos estropean lo que roban, y los buenos lo convierten en algo mejor.
El mal poeta suele ser inconsciente, donde debe ser consciente, y consciente de donde debe ser inconsciente.
Pues he conocido ya los ojos, conocido a todos, los ojos que nos sellan en una mirada formulada estando yo ya formulado, en un alfiler esparrancado; bien clavado retorciéndome sobre la pared.
No dejaremos de explorar y el fin de nuestra exploración sera encontrar el punto de partida y conocer el lugar por primera vez
Un juego debe darle algo en que pensar. Cuando veo una obra de teatro y entiendo la primera vez, entonces yo sé que no puede ser de mucho.
No hay un espectáculo más repulsivo que el anciano que no abandonará el mundo, que ya lo ha abandonado.
Moviéndose entre las patas de las mesas y de sillas, ascendente o descendente, agarrándose a besos y juguetes, avanzando audazmente, repentina tomar alarma, retrocediendo hasta la esquina del brazo ...
Es solo en el mundo de los objetos que tenemos el tiempo y el espacio y yo.
No hay ningún método, pero para ser muy inteligente.
Este amor es el silencio.
La última tentación es la mayor traición: Para hacer la escritura correcta para la razón equivocada
Es obvio que ya no podemos explicar la pasión de una persona que nunca ha experimentado lo que podemos explicar la luz a los ciegos.
Soy un anglo-católica de la religión, un clasicista en literatura y un realista en política.
¿Dónde está todo el conocimiento que hemos perdido con la información?
Un dolor de muelas, o una pasión violenta, no disminuye necesariamente por el conocimiento de sus causas, su carácter, su importancia o insignificancia.
Como están las cosas, y como fundamentalmente que deben ser siempre, la poesía no es una carrera, sino un juego de tontos. Ningún poeta honesto nunca puede sentirse muy seguro del valor permanente ...
Sabemos demasiado, y estamos convencidos de muy poco. Nuestra literatura es un sustituto de la religión, y también lo es nuestra religión.
Lo último que uno descubre en la composición de una obra es lo que pone en primer lugar.
No dejaremos de explorar y al final de nuestra búsqueda llegaremos a donde empezamos y conoceremos por primera vez el lugar.