La Poesía Es Un Atentado Celeste
Yo estoy ausente pero en el fondo de esta ausencia
Hay la espera de mí mismo
Y esta espera es otro modo de presencia
La espera de mi retorno
Yo estoy en otros objet...
Fatiga
Marcho día y noche
como un parque desolado.
Marcho día y noche entre esfinges caídas de mis ojos;
miro el cielo y su hierba que aprende a cantar;
miro el campo herido a grandes gritos,
y el...
Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!, Hacedla florecer en el poema.
Me gusta viajar como el barco del ojo que va y viene en cada parpadeo.
Al irte dejas una estrella en tu sitio, dejas caer tus luces como el barco que pasa, mientras te sigue mi canto embrujado.
Yo miro tu recuerdo náufrago. Y aquel pájaro ingenuo bebiendo el agua del espejo.
Volveré sobre las aguas del cielo.
Tengo una atmósfera propia en tu aliento, la fabulosa seguridad de tu mirada con sus constelaciones íntimas, con su propio lenguaje de semilla.
El poeta es un pequeño Dios.
Mi alegría es oir el ruido del viento en tus cabellos.
Si tú murieras, las estrellas a pesar de su lámpara encendida perderían el camino, ¿Qué sería del universo?.
Mi gloria está en tus ojos.
El mar es un tejado de botellas que en la memoria del marino sueña.
Con un olor de olvido en los cabellos, con un sonar de venas misteriosas.
Seamos ese pedazo de cielo, ese trozo en que pasa la aventura misteriosa, la aventura del planeta que estalla en pétalos de sueño.
Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra; el adjetivo, cuando no da vida, mata.
He buscado en tu cuerpo la canción. Alguien lleva un tesoro entre las manos.
Que el verso sea como una llave que abra mil puertas.
Solo tú salvas el llanto y de mendigo oscuro lo haces rey coronado por tu mano.
Solo para vosotros viven todas las cosas bajo el sol.