Cuando conozco a alguien no me importa si es blanco, negro, judío o musulmán. Me basta con saber que es un ser humano.
Si no me encuentras enseguida, no te desanimes, si no estoy en aquel sitio, búscame en otro. Te espero, en algún sitio estoy esperándote.
Creo en la carne y en los apetitos, ver, oír, tocar... ¡Cuántos milagros!, y cada parte de mi ser es un milagro.
Toda pulgada cúbica de espacio es un milagro.
Me celebro y me canto.
Ahora conozco el secreto de hacer la mejor persona: crecer bajo el aire abierto y comer y dormir con la tierra.
Lo que satisface el alma es la verdad.
Mira tan lejos como puedas, hay espacio ilimitado allá, cuenta tantas horas como puedas, hay tiempo ilimitado antes y después.
Cíñete a mí, noche del seno desnudo; cíñete a mí, noche ardiente y nutricia!.
Lo más común, vulgar, próximo y simple, eso soy yo.
Para mí, cada hora del día y la noche, es un indescriptible y perfecto milagro.
Si llego a mi destino ahora mismo, lo aceptaré con alegría, y si no llego hasta que transcurran diez millones de años, esperaré alegremente también.
Cuando doy, doy a mi mismo.
La vida es lo poco que nos sobra de la muerte.
He aprendido que estar con aquello que me gusta es suficiente.
A mi juicio, el mejor gobierno es el que deja a la gente en paz.
Si algo es sagrado, ése es el cuerpo humano.
Estábamos juntos, el después lo he olvidado.
Coged las rosas mientras podáis / veloz el tiempo vuela. / La misma flor que hoy admiráis, / mañana estará muerta...
Un hombre no es solo lo que está comprendido entre pies y cabeza.