El hombre a quien no conmueve el acorde de los sonidos armoniosos, es capaz de toda clase de traiciones, estratagemas y depravaciones.
La sangre joven no obedece un viejo mandato.
Quien se eleva demasiado cerca del sol con alas de oro las funde.
Es excelente tener la fuerza de un gigante, pero es tiránico usarla como un gigante.
Anunciad con cien lenguas el mensaje agradable; pero dejad que las malas noticias se revelen por sí solas.
El amor es un loco tan leal, que en todo cuanto hagáis, sea lo que fuere, no halla mal alguno.
Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado.
Ten más de lo que muestras; habla menos de lo que sabes.
Todos aman la vida, pero el hombre valiente y honrado aprecia más el honor.
La lealtad tiene un corazón tranquilo.
Las valiosas presas convierten en ladrones a los hombres honrados.
No hay quien sea enteramente inaccesible a la adulación, porque el hombre mismo que manifieste aborrecerla, en alabándole de esto es adulado con placer suyo.
La juventud, aun cuando nadie la combata, halla en sí misma su propio enemigo.
Las maldiciones no van nunca más allá de los labios que las profieren.
Ser honrado tal como anda el mundo, equivale a ser un hombre escogido entre diez mil.
Las palabras están llenas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón.
Ocurra lo que ocurra, aún en el día más borrascoso las horas y el tiempo pasan.
El desdichado no tiene otra medicina que la esperanza.
Dios os ha dado una cara y vosotros os hacéis otra.
El mismo sol no ve hasta que el cielo se aclara.