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Mi jardinero Convertido en sirviente De crisantemos.
En noches breves la aterciopelada oruga detiene las perlas del rocío.
Cuando nada, la rana. Completa entrega.
El ruiseñor canta, Su pequeña boca Abierta.
Me lavo los pies El agua sale de la cubeta ¡Cómo la primavera!.
Después de la cosecha de arroz El espantapájaros No es el mismo.
Por el río en invierno Flotan a la deriva Las ofrendas florales del Buda.
Con un farol pasea en el jardín, sufre al ver morir la primavera.
Ella cae La flor de la camelia A lo más negro del viejo pozo.
Iba yo a los cerezos en flor Dormía bajo ellos Así era mi pasatiempo.
El mar en primavera Se levanta y cae A lo largo del día.
La pradera esta nublada Y las aguas guardan silencio. Es el atardecer.
Al claro de luna El ciruelo blanco parece Un árbol en invierno.
Sin alojamiento. La hilera de casas brilla en la nieve.
La luna pasa al oeste. La sombra de las flores se estira al este.
Bajando los campos sembrados Saturándolos El agua en otoño.
El halo de la luna. ¿No es el perfume de la flor del ciruelo que subió hasta allá?.
Noche de primavera. De vela en vela transita la llama.
Flores rojas de ciruelo; el sol poniente ataca pinos y robles.
Caen las flores del cerezo y entre las ramas aparece un templo.
Qué hermoso después de la tormenta otoñal el pimiento rojo.
Aún más conmovedoras A la luz de linternas Las oraciones en noches frías.
Sobre el excremento del caballo Las flores que cayeron del ciruelo rojo Parecen besarse.
Los días lentos se apilan, evocando un viejo antaño.
Sobre la imagen santa Se permite un excremento La golondrina.
Línea de gansos en vuelo; al pie de la colina, la luna puesta por sello.
El manto de luna. Una rana perturba el agua y el cielo.
Sobre el mar El atardecer En la red de la neblina.
¡Canta el hototogisu que no tiene padres ni hijos!.
Te marchas tú; verdes son los sauces, largo el camino.
Esta mañana El sol salió de la cabeza de una sardina.
La primavera se aleja Duda En las tardías flores del cerezo.
Al agua arrasa y es como de noche en cada terreno cultivado.
Bajo la lluvia de verano El sendero Desapareció.
Sobre la campana del templo posada, dormida una mariposa.
La tos ronca del abad. El canto del hototogisu.
En noches frías mis huesos sienten las mantas y golpean la colcha.
Es un placer Atravesar el río en verano Con las sandalias en la mano.
En las tardías flores del cerezo Duda La primavera que termina.
La corta noche; sobre la peluda oruga, perlas de rocío.