Como inventar un poema ( 3 )

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There She Goes...

Mi amor va a la deriva como un barco sin rumbo;
su corazón heridas, sin par, lleva marcadas...
Mi amor se va alejando de sus horas gastadas
y alivio busca sola por los puertos del ...

José Lupiáñez


Soneto Marinero

Digo tu nombre, mar, tu nombre ardido
de soles y de júbilo creciente,
y el corazón enamorado siente
más clara la presencia del latido.

Velero que navega repetido
por los quietos e...

Meira Delmar



Patria, Mujer

Digo patria, y a veces me parece
que mujer digo y que su cuerpo beso,
digo mujer y siento que me mece
una cuna de tierra desde el hueso.

Se me viene a la boca un nombre como
un sabor d...

Leopoldo de Luis


Las Cosas

Las cosas, nuestras cosas,
les gustan que las quieran;
a mi mesa le gusta que yo apoye los codos,
a la silla le gusta que me siente en la silla,
a la puerta le gusta que la abra y la cierre...

Gloria Fuertes


Mujer En Camisa

Te amo así, sentada,
con los senos cortados y clavados en el filo,
como una transparencia,
del espaldar de la butaca rosa,
con media cara en ángulo,
el cabello entubado de colores,
...

Rafael Alberti


Aromas

Cuando regreso a casa no me lavo las manos
si es que he estado contigo un instante no más,
el aroma retengo que tú dejas en ellas
como una joya vaga o una flor ideal.

Por aquí huelo a rosa...

Baldomero Fernández Moreno



Las Voces Tristes

Por las blancas estepas
se desliza el trineo;
los lejanos aullidos de los lobos
se unen al jadeante resoplar de los perros.

Nieva.
Parece que el espacio se envolviera en un velo,
t...

Ricardo Jaimes Freyre


En Tu Propia Mano Me Diste de Comer

-como a los pájaros-
pan y queso con aroma de hinojo, anís, matalahúva.
Acercaste el cáliz a mi boca
y yo lo recibí como si un hambre inmortal me delatara.
Es...

Elsa López


Noviembre

A mi padre

Me acodé en el balcón:
las estrellas giraban,
musicales y suaves, como los crisantemos
de las huertas perdidas.
Toda la noche tiene manos inmaculadas
que pasar por la...

Antonio Carvajal



No Se Trata de Hablar...

No se trata de hablar,
ni tampoco de callar:
se trata de abrir algo
entre la palabra y el silencio.
Quizá cuando transcurra todo,
también la palabra y el silencio,
quede es...

Roberto Juarroz


Los Fieles Amantes

Noche mucho más noche: el amor ya es un hecho.
Feliz nivel de paz extiende el sueño
como una perfección todavía amorosa.
Bulto adorable, lejos
ya, se adormece,
y a su candor en...

Jorge Guillén


Crepuscular

Como vientre rajado sangra el ocaso,
manchando con sus chorros de sangre humeante
de la celeste bóveda el azul raso,
de la mar estañada la onda espejeante.

Alzan sus moles húmedas los...

Julián del Casal


Encuentros

Nuestros encuentros no tienen mundo.
Se hacen
de pensamiento a pensamiento
en el éter
o en la vivacidad de los sepulcros,
a mil insectos por centímetro.

Nuestros encuentros se sirven
de...

César Dávila Andrade



Julio

¡Frío, frío, frío!
Pieles, nostalgias y dolores mudos.

Flota sobre el esplín de la campaña
una jaqueca sudorosa y fría,
y las ramas celebran en la umbría
una función de ventriloquia e...

Julio Herrera y Reissig


Cuando Pasa Una Joven Como Tú...

Cuando pasa una joven como tú salta el pecho,

se compran las parcelas de este sitio acotado.


No hay un cuerpo en la tarde que te iguale, criatura.

Porque vas ex...

Ángel García López


La Cita

¡Adiós, amigo, adiós! ¡El sol se esconde,
la luna sale de la nube rota,
y Eva me aguarda en el estanque, donde
el cisne nada y el nelombo flota!

Voy a estrechar a la mujer que adoro.
¡C...

Salvador Díaz Mirón


Sé Que Trazaba Signos

Yo no sé si te tuve; esto nunca se sabe.
Sé que trazaba signos con letras de tu nombre.
Que apretaba las manos inquieta contra el pecho
como el que siempre teme perder una me...

Concha Lagos


El Arroyo

¿Te acuerdas?
El arroyo fue la serpiente buena...
Yo muero extrañamente...
No me mata la Vida,
¿Te acuerdas?
El arroyo fue la serpiente buena...
Fluía triste y triste como un llanto de ...

Delmira Agustini


Domingo

Domingo, flor de luz, casi increíble
día. Bajas sobre la tierra
como un ángel inútil y dorado.
Besas
a las muchachas
de turbia cabellera,
vistes de azul marino
a los hombres que te aman, ...

Ángel González


Presentación

Esta que viene aquí toda vestida
de un traje blanco y un negro sombrero
tiene la obligación de mi sendero
y las rosas y espinas de mi vida.

Porque una noche el ánima afligida,
musti...

Baldomero Fernández Moreno


Cuando, Dormida Tú...

Cuando, dormida tú, me echo en tu alma
y escucho, con mi oído
en tu pecho desnudo,
tu corazón tranquilo, me parece
que, en su latir hondo, sorprendo
el secreto del centro
de...

Juan Ramón Jiménez


Predestinada A La Tristeza

Ya no soy yo amado,
y no sé quién soy, si todavía permanezco,
si estoy aquí y lo que toco está.
Las palabras me caen como agua fresca,
la tristeza se riega en mi músi...

Orietta Lozano


Lo Que Se Sabe

Toda mi vida la pasión soterrada
en el bajo fondo de la placidez.
La idea de la pericia escapa. Un lento
proceso al amanecer. La quinta vez
que reescribo. Te lo dije. No creo.
La fe h...

Concha García


¿es El Mar El Que Brilla...

Ante la tumba de Paul Valéry

¿ES el mar el que brilla
o eres tú, que apareces
disuelto allá en las olas
para gozar de nuevo
lo que cantan tus versos?
Veo el...

José Corredor-Matheos


Cuando El Tiempo Ya Es Ido

Cuando el tiempo ya es ido, uno retorna
como a la casa de la infancia, a algunos
días, rostros, sucesos que supieron
recorrer el camino de nuestro corazón.
Vuelven de nue...

Fina García Marruz


Son Diurno

Ahora que ya tu calidad es ardiente y dura,
como el órgano que se rodea de un fuego
húmedo y redondo hasta el amanecer
y hasta un ancho volumen de fuego respetado.

Ahora que tu voz no e...

José Lezama Lima



Kennamore Street

Yo quiero que tú sufras lo que sufro:
aprenderé a rezar para lograrlo.

Yo quiero que te sientas tan inútil
como un vaso sin whisky entre las manos;
que sientas en el pecho el cor...

José María Fonollosa


Xviii

¡Qué hermoso es ver el día
coronado de fuego levantarse,
y a su beso de lumbre
brillar las olas y encenderse el aire!

¡Qué hermoso es tras la lluvia
del triste Otoño en la azulad...

Gustavo Adolfo Becquer


Amantes Ii

Desnudos afrentamos el cuerpo
como dos ángeles equivocados,
como dos soles rojos en un bosque oscuro,
como dos vampiros al alzarse el día,
labios que buscan la joya del instante entre do...

Jorge Gaitán Durán


Tentación

Calló por fin el mar, y así fue el caso:
En un largo suspiro violeta,
se extenuaba de amor la tarde quieta
con la ducal decrepitud del raso.

Dios callaba también; una secreta
inquietud...

Leopoldo Lugones


He Dispuesto En Mi Rostro Surcos Inconfundibles.

Me he puesto el delantal de luto
y me he dejado ir al borde de la acera.

(Hay un banco vacío en el que me he sentado
para morir un poco y de una mue...

Elsa López


Tengo Marcado Un Nombre

Tengo marcado un nombre
no sé por quién, ni donde. Tengo un número
como deben tenerlo las plantas y los pájaros.
Me llaman y respondo.
Me vuelven a llamar desde una cima,
...

Rafael Guillén


Lied Iii

En la costa brava
Suena la campana,
Llamando a los antiguos
Bajales sumergidos.
Y como tamiz celeste
Y el luminar de hielo,
Pasan tristemente
Los bajales muertos.
Carcomidos, flavos,
Se acer...

José María Eguren


La Muerta de Marfil

Contemplé, en la mañana,
la tumba de una niña;
en el sauce lloroso gemía tramontana,
desolando la amena, brilladora campiña.
Desde el túmulo frío, de verdes oquedades,
vola...

José María Eguren


Anverso

No veo tu sonrisa entre mis labios
apurar la prolongada espera
en tu abandono de luciérnaga a la noche;
sólo tengo asida entre mis brazos
la inexpresable lucha
de penetrar en el bosque sin ...

Homero Aridjis


Los Caminos de La Tarde...

Los caminos de la tarde
se hacen uno, con la noche.
Por él he de ir a ti.
amor que tanto te escondes.

Por él he de ir a ti,
como la luz de los montes,
como la brisa del ...

Juan Ramón Jiménez


El Cuarto Cerrado

Mis ojos han visto
el cuarto cerrado;
cual inmóviles labios su puerta...
está silenciado!...
Su oblonga ventana, como un ojo abierto,
vidrioso me mira;
como un ojo triste,
con mir...

José María Eguren


La Primera Mujer Que Recorrió Mi Cuerpo...

La primera mujer que recorrió mi cuerpo
tenía labios de maga: labios verdes y azules,
con sabor a fruto silvestre,
con señales indescifrables como la mi...

Francisco Hernández


Alta Mar Y Gaviota

Por tu vida yo soy...
en tus ojos yo vivo la armonía de lo eterno.
La emoción se me riega,
y se ensancha mi sangre por las venas del mundo.

No doy ecos partidos.
Lo inmutable me...

Julia de Burgos


Gracely Square

Es un hermoso cuerpo ese que viene
hacia mí. Se detiene. Y me sonríe.

Qué bella esa sonrisa roja y húmeda
que se abre, como un sxo a mí ofrecido,
para preguntar algo que no entie...

José María Fonollosa