Frases cortas de spinetta
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Ayer tocamos Bajan junto al maestro Spinetta y fue así como Guau! (léase Wow!)... Fue la delicia de todos los perros.

Y no hables más muchacha, corazón de tiza. Cuando todo duerma, te robaré un color.

Esta noche se oirá dentro de tu piel. No hay ningún momento, que se pueda comparar al amor.

Todo gigante muere cansado de que lo observen desde afuera.

Alimenta tus fantasías, no tus vanidades nena.

Ya no poses nena, todo eso es en vano como no dormir.

Hay mucha música comercial rondando, alguna detestable, y es por eso importante que no se dejen fijar en sus cabezas el objetivo único del éxito limitando así su frontera musical.

Si la lluvia llega hasta aquí voy a limitarme a vivir. Mojaré mis alas como el árbol o el ángel o quizás muera de pena.

Madre de la vida, por favor ilumina a la gente,
o todo verdor y creación y tu amor se perderán.

Yo se que harías largos viajes por llegar. Parado estoy aquí esperándote. Todo se oscureció, ya no se si el mar descansará...

Dulce y hermosa flor de la mañana, ya tu corola se despertó. Tu perfume se disipó, abrazando el viento del azur.

Si tu mente se viaja tenés que parar, y aprender a vivir de lo que vos pensás.

Sueña y sueña que nadie te mira. Sueña y sueña que nadie nos mira.

Puedes hallar la jungla entre estos edificios puedes rentarla o bien destruirla y además dale gracias por estar, por crecer y engendrar cerca del bien que gozaste.

Ella solo intenta ser feliz, tropezando está.

El concierto de la tarde se refleja en edificios mudos contra el cielo que se esconde en el ocaso, como un animal.

Estás ciego al creer que podrás evitar este jardín de gente. Con dinero no se inventa el amor.

Hoy quedó el temor atrás, ven a mí... vení vení... solo al mar le cantarás, ven así.

Ya no tiene sentido ignorar los momentos de la vida que pasan. Ya no tiene remedio la agonía de sentir que pierdo tu amor ahora, justo ahora.

La distancia es un caudal de eternidad agazapada sobre la espalda de un león.

Voy a extrañar una canción y ninguna más, ya que a esta la encontré en tu dormitorio.

Las luces que saltan a lo lejos, no esperan que vayas a apagarlas jamás.

No me dejes como un reloj que ya no marcará los momentos sin tí. Si es que duele el amanecer, pues yo me esconderé, y aún así sabré que hay cielo.

Esta canción de amor pintó un atardecer indiferente. Perdida y consabida idea de amar... amar por siempre.

¿Por qué correr estando libre y solo ver que nadie espera en destino? El árbol sabe descender, hacia el calor del centro mismo del abismo.