Tú me ves como un tonto porque no dejo de sonreír todo el tiempo, pero no te has dado cuenta que solo lo hago cuando estás junto a mí.
Si el ser despistado fuera un delito, tendría que denunciarte con la policía por no ver mis señales.
Estar a tu lado y escucharte decir que te has cansado del amor, sin saber cuan de acuerdo estoy contigo por tu culpa.
Deberían darnos medallas a cada uno: a ti por tus despistes y a mí por conservar la esperanza.
A veces tengo que ganas de golpearte por no darte cuenta de lo obvio que puedo llegar a ser.