Son las 4:30 de la mañana. Siempre son las 4:30 de la mañana.
Charles Bukowski
Los días de mi infancia transcurrieron de asombro en asombro, de revelación en revelación. Nací en un medio rural y crecí frente a un horizonte de balidos y relinchos.
De esta manera sangrienta, han sido una vez más castigados los asesinos extraños y los patricidas que durante tanto tiempo han humillado la soberanía de mi amada Nicaragua.
Que los besos hagan temblar la noche perfumada.
No veo que la genética ofenda a los dioses porque no pienso que haya dioses de ningún tipo allá arriba.