Demasiado juego para ser una ciencia y demasiada ciencia para ser un juego.
Gottfried Wilhelm Leibniz
Sus caricias son sueños, entreabren la muerte, son lunas accesibles, son la vida más alta.
Muchas cosas no nos atrevemos a emprenderlas, no porque sean difíciles en sí, sino que son difíciles porque no nos atrevemos a emprenderlas.
El mando de muchos no es bueno; basta un solo jefe.
Para templar el daño, consejo muda el prudente.