La vida es un aprendizaje de renunciamiento progresivo, de continua limitación de nuestras pretensiones, de nuestras esperanzas, de nuestra fuerza, de nuestra libertad.
Henry Frédéric Amiel
Al que teniendo cama duerme en el suelo, no hay que tenerle duelo.
Abrazo flojo, amor poco; abrazo apretado, ese sí que es abrazo.
El amor puede ser un pasatiempo y una tragedia.
Con alegre canto el ruiseñor llama a sus paternos.