Hollywood es en cierta medida la misma posición que Las Vegas en estos días. Pasó de ser la capital del pecado a Disneyland, y ahora ha aterrizado en algún punto intermedio. Se trata de mantener los pecados escondidos y exteriormente presenta como un defensor de las virtudes americanas: la justicia, la libertad individual, y el poder de un alma inocente para salvar al mundo.
Hanna Rosin