Frases de friedrich wilhelm nietzsche acerca de justicia. Encuentra docenas de frases de friedrich wilhelm nietzsche acerca de justicia con fotos para copiar y compartir.
Hay siempre un poco de locura en el amor. Más también hay siempre un poco de razón en la locura.
Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti.
Pues mi noción de la justicia es ésta: los hombres no son iguales.
Solo después de instituida la ley se puede hablar de justicia y de injusticia
Nietzsche es alguien que solo se deja vencer por la verdad.
Injusticia dividida es justicia a medias.
Nietzsche no quiere discípulos.
Puede considerarse como un monstruoso atavismo que aún hoy el hombre vulgar está esperando las opiniones de los demás acerca de sí mismo para someterse a ellas.
Las virtudes del filósofo son la administración de una justicia grande; el arte de mandar; la amplitud de voluntad; el ojo reposado, que rara vez se admira, que rara vez se humilla, que rara vez ama...
-Jamás se perdonará al cristianismo el abusar de la debilidad del moribundo para violentar su conciencia y tomar su actitud como pretexto para un juicio acerca del hombre y su pasado.
Una religión, por ejemplo, que deba estar transpuesta en saber histórico bajo la actuación de la justicia pura, una religión que deba ser comprendida de un modo estrictamente científico, al final...
Por eso tiro de vuestra red, para que vuestra furia os haga salir de la guarida de vuestra mentira y de detrás de vuestra palabra, justicia, se precipite vuestra venganza.
Lo que más nos aproxima a una persona es esa despedida, cuando acabamos separandonos, porque el sentimiento y el juicio no quieren ya marchar juntos; y aporreamos con violencia el muro que la natural...
Oh, esos pobres pícaros que están en las grandes ciudades de la política mundial, hombres jóvenes, dotados, torturados por la ambición, que consideran su deber decir su palabra acerca de todos lo...
Sé al menos mi enemigo: así habla el verdadero respeto que no se atreve a implorar amistad.
Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos.
La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano.
Amo a aquel cuya alma es profunda aún en la herida.
Y el que apetezca la gloria debe despedirse a tiempo del honor y dominar el arte difícil de irse en el momento oportuno.
Y el hombre, en su orgullo, creó a dios a su imagen y semejanza.
La filosofía no es, por tanto, un consuelo; es algo más, es algo que purifica lo real, algo que remedia la injusticia aparente y la reconcilia con lo racional, presentándolo como fundado en la idea...
Cien años de injusticia no hacen derecho.
Por lo cual, el estado de naturaleza es más bien el estado de la injusticia, de la violencia, del impulso natural desatado, de los hechos y los sentimientos inhumanos.
He aprendido a caminar; desde entonces me dejo correr.
Para vivir solo es preciso ser un animal o un dios -dice Aristóteles. Falta el tercer caso: hay que ser ambas cosas: un filósofo.
Las personas más espirituales, suponiendo que tengan el máximo coraje, son también las que viven las tragedias más dolorosas: pero esas personas honran la vida justo porque ésta les opone su má...
(...) el filósofo tiene hoy el deber de desconfiar, de mirar maliciosamente de reojo desde todos los abismos de la sospecha.
Tiempos hubo en el que el alma despreciaba el cuerpo.
La palabra más soez y la carta más grosera son mejores, son más educadas que el silencio.
La esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte.
El que no cree en si mismo miente siempre.
Estoy demasiado enardecido y abrasado por pensamientos propios, a tal punto que muchas veces me siento sofocado.
Lo que mucho ocupa termina por preocupar.
El deleite de las pequeñas malicias nos ahorra más de una gran maldad.
Son inocentes, aun en su malicia.
Soy de hoy y de siempre...pero hay en mi algo que es de mañana.
Quien escribe con sangre, y escribe sentencias, ha de ser no leído, sino aprendido de memoria.
Los remordimientos llevan al hombre a morder.
Amo a los que no saben vivir sino encaminados al hundimiento; pues son los únicos que cruzan el abismo.
Casi todo político tiene tanta necesidad, en determinadas circunstancias, de un hombre honesto, que, cual si fuera un lobo hambriento, irrumpe en el redil; mas no para devorar el cordero robado, sino...