Estoy convencido de que uno no solo se ama en otros, sino que también se odia en otros.
Georg Christoph Lichtenberg
La felicidad no necesita ser transmutada en belleza, pero la desventura sí.
¡no juegues con las profundidades de otro!.
Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes.
El bueno es el que guarda, cual venta del camino, para el sediento el agua, para el borracho el vino.