Francisco de Quevedo: Érase un hombre a una nariz p...

Érase un hombre a una nariz pegado.
Francisco de Quevedo
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Doy canto de los pájaros a los que habitan en las ciudades, y nunca los he escuchado, hacer ritmos para los que saben solo marchas militares o de jazz y colores de pintura para los que ven ninguno.

Pero la inversión en el espacio estimula la sociedad, estimula económicamente, estimula intelectualmente, y se nos da a todos la pasión.
Si yo hubiera sido capaz de poner la colección en conjunto de una sola vez, por ejemplo más de dos años, hubiéramos tenido un equipo especial, la mayoría no se quedaría. Uno o dos temporadas de ...

La belleza es la única ambición, el objetivo exclusivo del Gusto.