La libertad no la tienen los que no tienen su sed.
Rafael Alberti
Si exagerásemos nuestras alegrías, como hacemos con nuestras penas, nuestros problemas perderían importancia.
Filosofar es y solo es aprender a morir.
El valiente de palabras es muy ligero de pies.
A enfermo, niño o anciano, hay que tenderles la mano.