El que ya no puede detenerse a maravillarse y permanecer absorto en el temor, es como si estuviera muerto; sus ojos están cerrados.
Albert Einstein
Mis sueños no son más que un símbolo de la liberación de mi terrible sufrimiento, no del amor o los seres amados. Son producto de una agitación pasajera, no de un sentimiento permanente.
Yo no tenía un fondo muy literario. Llegué a la poesía de las ciencias y las matemáticas, y también a través de un interés en la poesía japonesa y china en la traducción.
El mito del poder masculino se ocupó mucho más con las cuestiones políticas, las cuestiones legales, el acoso sexual, violación, las mujeres que matan, y los problemas eran mucho más interconecta...
(...) En cierto momento logré sonreír de nuevo y sentirme mejor. No solo en el corazón, sino en todo mi cuerpo. Caí en la cuenta de que me hacía bien, que tenía que seguir sonriendo.