El beso es hambre de inmortalidad.
Ramón Gómez de la Serna
La buena jornada empieza muy de mañana.
Yo no tengo derecho, por cualquier cosa que haga o diga, para degradar al ser humano en su propia opinión. Lo que importa no es lo que pienso de él, sino que es lo que él piensa de sí mismo. Para ...
Oh, ¿quién puede decir el rango de alegría o establecer los límites de la belleza?
¿Después de tamaña barbaridad que se puede decir?