El deporte gusta porque halaga la avaricia, es decir, la esperanza de poseer más.
Montesquieu
Si no conviene, no lo hagas; si no es verdad, no lo digas. Sé dueño de tus inclinaciones.
Te visto con el calor de mis labios y mi tibia boca te desviste.
Estoy herido de mi felicidad; han de curarme todos los que sufren.
Vivimos en medio de fenómenos deducidos y no tenemos la menor idea de cómo acceder a la cuestión primordial.