Al norte un ángel yace amordazado. Al este el llanto ordena sus neblinas. Al sur mi tierno haz de palmas finas, y al oeste mi puerta y mi cuidado.
Sara De Ibáñez
No hay enemigo pequeño.
Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no les conozco muy bien.
Ningún hombre puede tener el derecho de imponer a otro hombre una obligación no escogida, un deber no recompensado o un servicio involuntario.
El que ha naufragado teme al mar aún calmado.