Oscar Wilde: Las recompensas del mundo degr...

Las recompensas del mundo degradan tanto a un hombre como sus castigos
Oscar Wilde
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Empieza con elogio y aprecio sincero.

Los que no son envidiados nunca son completamente felices.

Llegar a todo aquel nuevo mundo de literatura, con tiempo para leer en una ciudad como París, era como si a uno le regalaran un gran tesoro.

El mayor enemigo de las almas humanas es el espíritu de justicia propia que hace que los hombres se ven a sí mismos para la salvación.