Mi padre siempre me amparó por desgraciado y me tuvo un sitio en su corazón.
Salvador Rueda
Una mujer amablemente estúpida es una bendición del cielo.
La primavera la sangre altera.
Quien piensa a lo grande tiene que equivocarse a lo grande.
¿Crees en Dios? Si crees en él existe; sino crees, no existe.