Un día dejé caer una lágrima en el océano. El día que la encuentre será el día que deje de quererte.
Cuando duermo veo claro, loco de un dulce veneno
El rumor se propagó por la ciudad como un fuego desatado
Además, me dejo llevar por una musa maravillosa que se llama pensión alimenticia.
El plagio humano del que resulta más difícil escapar, para los individuos (e incluso los pueblos que perseveran en sus faltas y van agravándolas), es el de uno mismo.