El sol no había nacido todavía. Hubiera sido imposible distinguir el mar del cielo, excepto por los mil pliegues ligeros de las ondas que le hacían semejarse a una tela arrugada.
Virginia Woolf
El cielo, es cierto, prohíbe algunas satisfacciones, pero en él hay comodidades
La muerte no es un mal, puesto que libera al hombre de todos los males, y justo con los bienes le quita los deseos
Es necesario amar siempre, aún después de haber amado.
Hemos preparado una civilización en la que los elementos más cruciales dependen profundamente de la ciencia y la tecnología.