Ser honrado no conduce a ninguna parte que aprecien los demás.
Jaume Perich
Con veinte años todos tienen el rostro que Dios les ha dado; con cuarenta el rostro que les ha dado la vida y con sesenta el que se merecen.
La Iglesia es la caricia del amor de Dios al mundo.
Los bienes son para aquellos que saben disfrutarlos.
El que tiene un derecho no obtiene el de violar el ajeno para mantener el suyo.