Me llamo Bear Grylls, hice la mili en Cerromuriano, duermo con la luz apagá y sobrevivo al límite de la vida.
José Mota
dijo otro-, nos traes a conocer a una dama, y apenas si con mucha dificultad se ven los dedos de la mano.
Ha de poseer todo eso, y aún algo más sustancial, mediante el perfeccionamiento de su inteligencia gracias a unas lecturas muy extensas.
Siempre ahogo mis sensaciones, mis deseos, mis sentimientos, mis miserias y alegrías. Lo suprimo todo, eternamente, porque es menos doloroso dejar de sentir.
A veces me pregunto si esa es la raíz de su desprecio por mí: permite que vea sus defectos y me odia por conocerlos.