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Miguel Delibes: Morir no es malo para el que m...

Morir no es malo para el que muere, pensé; es tremendo para el que queda navegando por la estela que el otro trazó, desbrozando, soportando una vida larga, fofa, despojada del menor aliciente...

Miguel Delibes

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Â¡CuÃ¡l soberanÃa... por diosÂ¡ AmÃ©rica para los americanos. Good night.

Â¿No saben quÃ©, Katniss? Â¿Que los tributos (que son los verdaderos niÃ±os de esta historia, no tu trÃo de raros) se ven obligados a luchar hasta morir? Â¿Que ibas a la arena para entretener a la gente? Â¿Era eso un gran secreto en el Capitolio?

Nadie ha podido reputar por delincuente a la naciÃ³n entera, ni a los individuos que han abierto sus opiniones polÃticas. Si el derecho de conquista pertenece, por origen, al paÃs conquistador, justo serÃa que la EspaÃ±a comenzase por darle la razÃ³n al reverendo obispo abandonando la resistencia que hace a los franceses y sometiÃ©ndose, por los mismos principios con que se pretende que los americanos se sometan a las aldeas de Pontevedra. La razÃ³n y la regla tienen que ser iguales para todos. AquÃ no hay conquistados ni conquistadores, aquÃ no hay sino espaÃ±oles. Los espaÃ±oles de EspaÃ±a han perdido su tierra. Los espaÃ±oles de AmÃ©rica tratan de salvar la suya. Los de EspaÃ±a que se entiendan allÃ¡ como puedan y que no se preocupen, los americanos sabemos lo que queremos y adÃ³nde vamos. Por lo tanto propongo que se vote: que se subrogue otra autoridad a la del virrey que dependerÃ¡ de la metrÃ³poli si Ã©sta se salva de los franceses, que serÃ¡ independiente si EspaÃ±a queda subyugada.

El amplio y modesto apartamento que ocupaba casi carecÃa de muebles; los libros, desordenados, se apilaban en los rincones. Ese Ã¡mbito, desmesuradamentle bibliÃ³filo y sorpresivo, me llevÃ³ a entender de inmediato que estaba ante un extraordinario lector.
- Â¡Ah, mi querido amigo, a todo devoto de los libros nos ocurre lo mismo; cuando estos seÃ±ores con vida propia invaden nuestra casa es imposible detenerlos! - justificÃ³, irÃ³nico, con una sonrisa -. Uno no sabe que hacer con ellos y empiezan a desalojarte. Ya me ocurriÃ³ en otro apartamento. LlegÃ³ a estar tan repleto de libros que un dÃa cerrÃ© la puerta, escapÃ© por la ventana y nunca mÃ¡s regresÃ©.