La vida paga sus cuentas con tu sangrebry tu sigues creyendo que eres un ruiseñorbrCógele el cuello de una vez, desnúdala,brtúmbala y haz de ella tu pelea de fuego,brrellénale la tripa majestuosa, préñala,brponla a parir cien años por el corazón.brPero con lindo modo, hermano,brcon un gesto propicio a la melancolía.
Roque Dalton