Herbert George Wells: Nuestra verdadera nacionalidad...

Nuestra verdadera nacionalidad es la humana.
Herbert George Wells
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de María la Sanguinaria; y cuando, al cabo de cinco tristes años, ésta murió sin haber tenido hijos, a Susan no le asombró que en Inglaterra la religión continuara siendo un tema sin resolver. S...

Que no hay peor odio que el de la misma sangre, [... ], porque a nadie se odia más con más intensos bríos que a aquello a que uno se parece y uno llega a aborrecer el parecido.
Llega un momento en que el reloj o el calendario mata toda esperanza; a cierta hora suena la alarma, que ya no es un timbre o una campana, sino una voz interna, un grito que dice dum tacet clamat, tod...
Las cosas concebidas por la mente y hechas con las manos nunca son iguales, ni siquiera cuando se empeñan en parecer idénticas, porque nosotros no somos los mismos de un día a otro, ni si quiera de...