La fuerza del carácter con frecuencia no es más que debilidad de sentimientos.
Arthur Schnitzler
El insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe.
El único propósito del castigo es la prevención del mal; nunca impulsará a nadie al bien.
Este es el primer precepto de la amistad: Pedir a los amigos solo lo honesto, y solo lo honesto hacer por ellos.
La intención de no engañar nunca nos expone a ser engañados muchas veces.