El que seduce a un juez con el prestigio de su elocuencia, es más culpable que el que le corrompe con dinero.
Cicerón
El amor y el odio no son ciegos, sino que están cegados por el fuego que llevan dentro.
Las tres cosas que más me gustan en el mundo son el silencio, la soledad y los espacios vacíos.
La adulación es una moneda falsa que tiene curso gracias solo a nuestra vanidad.
En esta vida hay que morir varias veces para después renacer. Y las crisis, aunque atemorizan, nos sirven para cancelar una época e inaugurar otra.