Es mil veces más fácil no decir lo que pensamos en un momento de ira, que disculparnos después.
El optimista cree en los demás y el pesimista solo cree en sí mismo.
Suelen hacer falta tres semanas para preparar un discurso improvisado.
Amor
Un deseo constante de alegría;
una urgencia perenne de lamento
y el corazón, campana sobre el viento
estrenando badajas de elegía.
Morir mil veces en un solo día
y otras tantas quemar el pe...
La cólera no nos permite saber lo que hacemos y menos aún lo que decimos.