El domingo es el día de los perezosos, este día no sabemos qué es un despertador, una alarma, un problema.
¿Qué mejor manera que pasar el domingo recordando a quien lo hizo posible para nosotros? ¡Alabado sea el Señor!
Nos separamos solo para encontrarnos de nuevo.
Qué suerte tengo de tener algo que me obligue a decir adiós.
El dolor de extrañarte es un hermoso recordatorio de la alegría de amarte.