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Antonio Machado: Estos días azules y este sol ...

Estos días azules y este sol de infancia

Antonio Machado

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Todos fracasamos alguna vez. No se trata de elegir entre el fracaso y el Ã©xito; sino de escoger el riesgo y aspirar a la grandeza, o no tomar ningÃºn riesgo y asegurarnos la mediocridad.

La GuÃa del autoestopista galÃ¡ctico tiene varias cosas que decir respecto a las toallas. Dice que una toalla es el objeto de mayor utilidad que puede poseer un autoestopista interestelar. En parte, tiene un gran valor prÃ¡ctico: uno puede envolverse en ella para calentarse mientras viaja por las lunas frÃas de jaglan Beta; se puede tumbar uno en ella en las refulgentes playas de arena marmÃ³rea de Santraginus V, mientras aspira los vapores del mar embriagador; se puede uno tapar con ella mientras duerme bajo las estrellas que arrojan un brillo tan purpÃºreo sobre el desierto de Kakrafun; se puede usar como vela en una balsa diminuta para navegar por el profundo y lento rÃo Moth; mojada, se puede emplear en la lucha cuerpo a cuerpo; envuelta alrededor de la cabeza, sirve para protegerse de las emanaciones nocivas o para evitar la mirada de la Voraz Bestia Bugblatter de Traal (animal sorprendentemente estÃºpido, supone que si uno no puede verlo, Ã©l tampoco lo ve a uno; es tonto como un cepillo, pero voraz, muy voraz); se puede agitar la toalla en situaciones de peligro como seÃ±al de emergencia, y, por supuesto, se puede secar uno con ella si es que aÃºn estÃ¡ lo suficientemente limpia.

No puede andar escuchando las historias con que le viene cualquiera ni hacer de juez universal. No puede dedicarse a castigar, ni siquiera con su actitud, o retirando la amistad, a quien tal vez haya hecho algo malo en alguna ocasiÃ³n. No acabarÃamos

Por eso parecÃa tan devastador el claro mensaje de Hume. La materia prima sensorial, la Ãºnica fuente de nuestro conocimiento, puede llevarnos, por hÃ¡bito, a la fe y a la esperanza, pero no al conocimiento, y todavÃa menos a la captaciÃ³n de las relaciones expresables en forma de leyes. DespuÃ©s saliÃ³ a escena Kant con una idea que, aunque insostenible por cierto en la forma en que Ã©l la expuso, significaba un paso hacia la soluciÃ³n del dilema de Hume: todo lo que en el conocimiento sea de origen empÃrico nunca es seguro (Hume).