Todas las cosas del mundo pendían de un hilo, eran puro riesgo, y quien no aceptaba arriesgarse acababa deteriorándose en un rincón, sin confianza en la vida.
Elena Ferrante
Sublevémonos hermanos, y con nosotros el pueblo
El teléfono estaba sobre la colcha, pequeño, negro y siniestro. Lo miró sin tocarlo. Bip-bip. Aterrada. Bip-bip. Su zumbido iba mezclándose con las palabras de la canción, como si formase parte d...
«No puede llover toda la vida.»
La casa de los Iniciados gnósticos debe estar llena de belleza. Las flores que embalsaman el aire con su aroma, las bellas esculturas, el orden perfecto y el aseo hacen de