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James Dean: No 'actúes'. Si está...

No 'actúes'. Si estás fumando un cigarro, fúmatelo, no actúes como si te lo estuvieses fumando.

James Dean

Recuerda siempre que lo mÃ¡s importante de un buen matrimonio no es la felicidad sino la estabilidad.

Damien, ahÃ radica la posesiÃ³n; no tanto en las guerras, como algunos quieren creer; y muy pocas veces en intervenciones extraordinarias como Ã©sta... la de esta niÃ±a... esta pobre criatura. No, yo lo veo mucho mÃ¡s a menudo en cosas pequeÃ±as, Damien; en los mezquinos o absurdos rencores, en las equivocaciones, en la palabra cruel e insidiosa que las lenguas desatadas lanzan entre amigos. Entre amantes. Unas cuantas de estas cosas ?susurrÃ³ Merrin?, y ya no es necesario que sea SatÃ¡n el que dirija nuestras guerras, pues las dirigimos nosotros mismos... nosotros mismos... AÃºn

Algo siempre entristece a las mujeres bellas, un aire melancÃ³lico las rodea; debe de ser el precio de la hermosura. O el precio de saber que ella no era la dueÃ±a de su brillo sino cada uno de los seres que la soÃ±aba, la deseaba, la idolatraba o la reprobaba, porque la belleza despierta sentimientos opuestos, tambiÃ©n despierta prejuicios, despierta envidia y rabia, ese es el precio que se paga. Los ojos que la contemplan se creen sus dueÃ±os y por eso alguien puede llegar a decir, con veneno en la lengua: nadie es perfecto. Eso es cierto. Nadie es perfecto y ella tampoco lo es, pero hay que ver cuÃ¡nto se acerca.

No querÃa hablar de eso y, cuando salÃa el tema, decÃa que se trataba de un absceso y fingÃa sentirse bien. ?Y, usted, tÃo, Â¿cree que eso no era? normal? ?preguntÃ³ Stefan en voz baja sin presentir la ira que iban a provocar sus palabras. ?Â¡Normal! Â¡Anormal! Â¡Pero quÃ© estÃ¡s diciendo, pedazo de idiota! Â¡QuÃ© sabrÃ¡s tÃº! Un moribundo normal, mira quÃ© cosa? Â¡normal! Como no podÃa arrancarse el cÃ¡ncer del cuerpo, se lo arrancÃ³ de su memoria. Se mentÃa a sÃ mismo, se obligÃ³ a creer su propia verdad, obligÃ³ a los demÃ¡s a creer, Â¡yo quÃ© sÃ© quÃ© era verdad y quÃ© no! Que se encontraba mejor lo decÃa cada vez con voz mÃ¡s baja y cada vez lloraba mÃ¡s a menudo.