Mario Vargas Llosa: Alberto caminaba de vuelta a s...
Alberto caminaba de vuelta a su casa, ensimismado, aturdido. El invierno moribundo se despedĂa de Miraflores con una sĂşbita neblina que se habĂa instalado a media altura, entre la tierra y la cresta de los árboles de la avenida Larco: al atravesarla, las luces de los faroles se debilitaban, la neblina estaba en todas partes ahora, envolviendo y disolviendo objetos, personas, recuerdos: los rostros de Arana y el Jaguar, las cuadras, las consignas, perdĂan actualidad y, en cambio, un olvidado grupo de muchachos y muchachas volvĂa a su memoria, Ă©l conversaba con esas imágenes de sueño en el pequeño cuadrilátero de hierba de la esquina de Diego FerrĂ© y nada parecĂa haber cambiado, el lenguaje y los gestos le eran familiares, la vida parecĂa tan armoniosa y tolerable, el tiempo avanzaba sin sobresaltos, dulce y excitante como los ojos oscuros de esa muchacha desconocida que bromeaba con Ă©l cordialmente, una muchacha pequeña y suave, de voz clara y cabellos negros
Mario Vargas Llosa