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Milan Kundera: Los cuerpos desnudos y mojados...




Los cuerpos desnudos y mojados de las mujeres se empujaban impacientes para ver de cerca la muerte, para verla en una cara familiar, conocida.

 Milan Kundera


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Sólo hay un truco para el software, y es usar un componente de software que ya haya sido escrito.
1995, GP de Argentina, llueve con intensidad comenzada la clasificación, nadie sale a rodar, la pista está vacía, pero espontáneamente, del público presente en las gargantas, sale una exclamación genuina, y al unísono... olé, olé, olé... Senna, Senna... y por el instante que duró ese sentimiento expresado por miles de voces, juro que vi pasar a 'Magic' por la recta principal, levantando su puño, estrujando algo en su guante, como afirmando... la lluvia es mía... la pista no está vacía.
Cuando se dice que la riqueza nace del trabajo, se entiende que del trabajo del hombre, pues trata la riqueza del hombre.
Vivo entre dos mundos. La mitad del tiempo me gusta hacer las labores domésticas, me importa mucho mi aspecto, me interesan mucho los hombres y coqueteo maravillosamente (quiero decir que realmente les admiro, aunque me moriría antes de tomar la iniciativa; eso es cosa de hombres), nunca defiendo mi opinión en las conversaciones, y me gusta cocinar. Me gusta hacer cosas por los demás, sobre todo por los hombres. Duermo bien, me despierto a la hora en punto y no sueño. Solamente tengo un defecto:

Soy frígida.

En mi otra encarnación vivo tal cúmulo de conflictos que te parecería imposible que sobreviva, pero sí sobrevivo; me despierto enfurecida, me acuesto paralizada por el desánimo, me enfrento con lo nue sé perfectamente que es condescendencia y desprecio abstracto, me peleo, grito, me enojo con personas que ni siquiera conozco, vivo como si fuera la única mujer del mundo que está intentando conseguirlo todo, trabajo como una loca, lleno todo mi apartamento de notas, artículos, manuscritos y libros, me cabreo, no me importa, me pongo estridentemente pendenciera, a veces río y lloro en el espacio de cinco minutos de pura frustración. Tardo dos horas en dormirme y una en despertarme. Sueño ante mi mesa de despacho. Sueño en todos sitios. Voy muy mal vestida.

Pero ¡oh, cómo gozo la comida! Y ¡oh, cómo jodo!