Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla.
Confucio
Si queremos gozar la paz, debemos velar bien las armas; si deponemos las armas no tendremos jamás paz.
El primer castigo del culpable es que su conciencia lo juzga y no lo absuelve nunca.
Lo malo de hacer sugerencias inteligentes es que uno corre el riesgo de que se le asigne para llevarlas a cabo.
Los hombres siempre desaprueban lo que no son capaces de hacer.