Frases que llegan al corazon
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La infancia es un privilegio de la vejez. No sé por qué la recuerdo actualmente con más claridad que nunca.

El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto.
En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y qu...

Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo.

Muchas personas no cumplen los ochenta porque intentan durante demasiado tiempo quedarse en los cuarenta.

Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades.

Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y viejos autores para leer.

Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros.

Los hombres son como los vinos: la edad agria los malos y mejora los buenos.

El futuro del mundo pende del aliento de los niños que van a la escuela.

Lo único que realmente nos pertenece es el tiempo: incluso aquel que no tiene otra cosa cuenta con eso.

Ni el pasado existe ni el futuro. Todo es presente.

La juventud es una enfermedad que se cura con los años.

Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario.

La juventud sabe lo que no quiere antes de saber lo que quiere.

Solamente aquel que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado.

La juventud es el momento de estudiar la sabiduría; la vejez, el de practicarla.

En un minuto hay muchos días.

El tiempo de la reflexión, es una economía de tiempo.

Los niños no tienen pasado ni futuro, por eso gozan del presente, cosa que rara vez nos ocurre a nosotros.

Juventud, divino tesoro,,¡ya te vas para no volver!,Cuando quiero llorar, no lloro...,y a veces lloro sin querer.

Los niños son como las estrellas. Nunca hay demasiados.

El mejor olor, el del pan; el mejor sabor, el de la sal; el mejor amor, el de los niños.

Mañana es solo un adverbio de tiempo.

Hay ladrones a los que no se castiga, pero que roban lo más preciado: el tiempo.

La vejez conduce a una tranquilidad indiferente que asegura la paz interior y exterior.

La juventud no es un tiempo de la vida, es un estado del espíritu.

Es preciso considerar el pasado con respeto y el presente con desconfianza si se pretende asegurar el porvenir.

El paso del tiempo condena al olvido la memoria de un país.

El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.

Por muy lentamente que os parezca que pasan las horas, os parecerán cortas si pensáis que nunca más han de volver a pasar.

El tiempo no es sino el espacio entre nuestros recuerdos.

No perdamos nada de nuestro tiempo; quizá los hubo más bellos, pero este es el nuestro.

A diferencia de la vejez, que siempre está de más, lo característico de la juventud es que siempre está de moda.

La gente joven está convencida de que posee la verdad. Desgraciadamente, cuando logran imponerla ya ni son jóvenes ni es verdad.

La mayor desgracia de la juventud actual es ya no pertenecer a ella.

No hubo tiempo alguno en que no hubiese tiempo.

El futuro es ese periodo de tiempo en el que prosperan nuestros negocios, nuestros amigos son verdaderos y nuestra felicidad segura.

No es el tiempo el que nos falta. Somos nosotros quienes le faltamos a él.

El tiempo es la medida de los negocios, como el dinero lo es de las mercancías.