Triste cosa es no tener amigos, pero más triste debe ser no tener enemigos, porque quien enemigos no tenga, señal de que no tiene: ni talento que haga sombra, ni valor que le teman, ni honra que le ...
A los veinte años un hombre es un pavo real; a los treinta, un león; a los cuarenta, un camello; a los cincuenta, una serpiente; a los sesenta, un perro; a los setenta, un mono; a los ochenta, nada.
Nunca pelees con quien nada tiene que perder.
Es tan difícil decir la verdad como ocultarla.
La muerte para los jóvenes es naufragio y para los viejos es llegar a puerto.
Quien no tiene enemigos, tampoco suele tener amigos.
Saber y saberlo demostrar es valer dos veces.
La felicidad de cada uno no consiste en esto ni en aquello sino en conseguir y gozar cada uno de lo que le gusta.
Lo único que realmente nos pertenece es el tiempo: incluso aquel que no tiene otra cosa cuenta con eso.
No te pongas en el lado malo de un argumento simplemente porque tu oponente se ha puesto en el lado correcto.
El mentiroso tiene dos males: que ni cree ni es creído.
El primer paso de la ignorancia es presumir de saber.
El hombre sensato obtiene más de sus enemigos que el necio de sus amigos.
No hay peor sordo que el que no puede oír; pero hay otro peor, aquél que por una oreja le entra y por otra se le va.
Es cordura provechosa ahorrarse disgustos. La prudencia evita muchos.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno; lo malo, si poco, no tan malo.
El no y el sí son breves de decir pero piden pensar mucho.
El más poderoso hechizo para ser amado es amar.
No hay hombre, por viejo que esté, que no piense que puede vivir otro año.
Cada uno muestra lo que es en los amigos que tiene.