¿Cuál puede ser una vida que comienza entre los gritos de la madre que la da y los lloros del hijo que la recibe?
Muchas veces nace la enfermedad del mismo remedio.
Son los ímpetus de las pasiones deslizadores de la cordura, y allí es el riesgo de perderse.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Lo bien dicho se dice presto.
Pon un gramo de audacia en todo lo que hagas.
Solo vive el que sabe.
Saber olvidar, más es dicha que arte.
Errar es humano, pero más lo es culpar de ello a otros.
Has de hablar como en testamento, que a menos palabras, menos pleitos.
Señal de tener gastada la fama propia es cuidar de la infamia ajena.
Visto un león, están vistos todos, y vista una oveja, todas; pero visto un hombre, no está visto sino uno, y aún no bien conocido.
No hay maestro que no pueda ser discípulo.
Es mejor consultar las cosas con la almohada a tiempo que perder el sueño por su causa después.
Cualquiera vale para enemigo, no así para amigo; pocos pueden hacer bien, y casi todos mal.
La libertad consiste en poder hacer lo que se debe hacer.
Bien está dos veces encerrada la lengua y dos veces abiertos los oídos, porque el oir ha de ser el doble que el hablar.
La fortuna se cansa de llevar siempre a un mismo hombre sobre las espaldas.
El que confía sus secretos a otro hombre se hace esclavo él.
Hemos de proceder de tal manera que no nos sonrojemos ante nosotros mismos.