Los hombres aman sus vicios y al mismo tiempo los odian.
Séneca
Exceso de trabajo, curiosidad y simpatía, nuestros vicios modernos.
Más vale que los dientes no riñan con la lengua.
Lluvia
¡Te quiero!, -me dijiste,
y la flor de tu mano
puso un arpegio triste
sobre el viejo piano.
( En al ventana oscura
la lluvia sonreía...
Tamboril de dulzura.
Gong de melancolía.)
-¿Me que...
Por lo que doy la vida, a veces no daría nada, pero siempre doy la vida.